-Mamá, no me gusta la demolacha. Es como sangue-
-Pruébala, dale una oportunidad a la pobre remolacha-
-Mamá, no quiero esa totilla. Es verde-
-Porque tiene espinacas. Anda cómete un pedazo. Tú vas a ver que te va a gustar. Una probadita aunque sea, que se pone triste si la rechazas-
– Ma… ese pollo tiene concha (aliños). No me gusta-
-Cómete ese pollito que está sólo ahí en ese plato-
-Mami te voy a hacer una arepita-
Después que la masa rueda, cae y se levanta, sale una flamante y pegostosa redondez cruda que nunca quiso ser un ensayo de arepa y termina en el budare, lista para comer.
-¡Tu arepa está lista mami! ¡Qué rica! Cómete tu arepita mamá…
-Estoy muy full hija, de verdad que no tengo más hambre pero ¡gracias!
-Mamá… cómete esa pobe arepa. Está sola en el plato. Dale una oportunidad-